Embajador Luiz Filipe de Macedo Soares, Secretario General del OPANAL, en la inauguración de la exposición «Todo lo que atesoras: por un mundo libre de armas nucleares».
El viernes 25 de agosto de 2017, el OPANAL y la Soka Gakkai Internacional develaron en la Plaza de las Tres Culturas, en el barrio de Tlatelolco de la Ciudad de México, la placa conmemorativa del 50 aniversario del Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe (conocido como el Tratado de Tlatelolco), que contiene el mensaje:
Aquí en Tlatelolco fue firmado en 1967 el primer tratado internacional, en un área densamente poblada, que prohíbe las armas nucleares. Los 33 países de Latinoamérica y el Caribe han demostrado que la única manera de eliminar el problema de las armas nucleares, que constituyen fuerzas que provocarían la destrucción del mundo, será necesario el esfuerzo solidario que todos realicemos para inaugurar, con la energía impulsora de la esperanza, una nueva era en la historia de la humanidad.
Participaron en el evento el Embajador Luiz Filipe de Macedo Soares, Secretario General del OPANAL; el Sr. Minoru Harada, Presidente de la Soka Gakkai Internacional; y el Sr. Nereo Ordaz, Presidente de la Soka Gakkai de México.
Asimismo, el evento concluyó con la inauguración de la exposición pictográfica «Todo lo que atesoras: por un mundo libre de armas nucleares», de la Soka Gakkai, que examina desde una perspectiva humanitaria y ambiental, las catastróficas consecuencias del uso de las armas nucleares.
El Tratado de Tlatelolco estableció la primera Zona Libre de Armas Nucleares en una región permanentemente poblada del mundo. El Tratado fue abierto a la firma el 14 de febrero de 1967 en el barrio de Tlatelolco, de la Ciudad de México (entonces sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México). Hoy en día, todos los 33 Estados de la región han firmado y ratificado el Tratado de Tlatelolco. Por su parte, los cinco Estados poseedores de armas nucleares (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia), mediante la firma y ratificación a los Protocolos Adicionales al Tratado, se comprometieron a respetar el instrumento y a no utilizar ni amenazar con utilizar sus armas nucleares contra los Estados de la región.